Un hecho lamentable se produjo hoy en las inmediaciones de Plaza Mitre, cuando al pasar por uno de los puestos de control, una mujer fue abordada por personal de la Secretaría de Salud de la Ciudad y se le intentó tomar la temperatura con un moderno termómetro infrarrojo de gatillo. La mujer, de edad avanzada, evidenció un súbito temor, comenzó a proferir gritos desgarradores, al tiempo que se despojó de su cartera, vació sus bolsillos y salió corriendo por la calle San Luis en dirección desconocida.
Los agentes de salud pública intentaron seguir a la mujer para devolverle sus pertenencias, pero ésta creyó que la perseguían, por lo que aceleró su marcha y se perdió entre la poca gente que circulaba por el sector. Al parecer, la señora creyó ser víctima de un asalto. La policía, convocada de inmediato, logró constatar que en el bolso de la mujer había dinero equivalente a una jubilación completa, algunos adornos tipo bijouterie, monedas, algunos billetes sueltos, un teléfono celular y tarjetas de crédito a su nombre. La anciana fue luego localizada y abrió la puerta de su domicilio a la Policía a la que ella misma había llamado denunciando un robo, pero felizmente se le pudieron devolver las pertenencias. Un hecho más de no-inseguridad a los que la ciudad nos tiene acostumbrados aunque jamás les prestemos atención.
Los agentes de salud pública intentaron seguir a la mujer para devolverle sus pertenencias, pero ésta creyó que la perseguían, por lo que aceleró su marcha y se perdió entre la poca gente que circulaba por el sector. Al parecer, la señora creyó ser víctima de un asalto. La policía, convocada de inmediato, logró constatar que en el bolso de la mujer había dinero equivalente a una jubilación completa, algunos adornos tipo bijouterie, monedas, algunos billetes sueltos, un teléfono celular y tarjetas de crédito a su nombre. La anciana fue luego localizada y abrió la puerta de su domicilio a la Policía a la que ella misma había llamado denunciando un robo, pero felizmente se le pudieron devolver las pertenencias. Un hecho más de no-inseguridad a los que la ciudad nos tiene acostumbrados aunque jamás les prestemos atención.