El presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, admitió hoy que las cifras de muertos por coronavirus en su país "han superado los cálculos más optimistas". Según Trump, la cantidad de infectados se acerca al millón y de a poco se está cumpliendo el pronóstico de lograr "un estadounidense ideal, resistente al virus". No obstante, las cantidad de muertos es alarmante y ha desatado un debate ético acerca de dónde ponerlos. Diplomáticos estadounidenses en todo el mundo negocian contrarreloj la instalación de cementerios en terceros países, diseñados por prestigiosos arquitectos que podría redundar en un beneficio turístico a futuro. Sin embargo, los cuerpos se siguen acumulando día a día y Trump ya planea en secreto la invasión a países hostiles para convertirlos en fosas comunes en las que puedan reposar los estadounidenses héroes de la pandemia. La decisión se espera con cierta ansiedad, ya que la ciudad de Nueva York estaría por hacer una oferta para comprar la cercana ciudad de Port Chester para usarla como cementerio, o alguna otra ya en el estado de Connecticut. En un reciente discurso, Trump anunció que "no dejará a ningún compatriota sin tumba" y al parecer, el presidente, que va por su reelección, estaría firmemente dispuesto a no defraudar a sus votantes, estén vivos o no.
