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El momento fatal: Rúa comienza a caer ante la mirada atónita de todos. |
Con la satisfacción del deber cumplido,
Walter Rúa nos recibe en la cama del
Hospital Regional, donde ha sido internado tras sufrir politraumatismos al caer del escenario de la sala de espectáculos
Abby Road.
Walter lo planeó casi meticulosamente. Ensayó casi un mes mirando el video en el que su tributario,
Joaquín Sabina, hace lo propio en aquella dura noche del
Wizink Center de
Madrid.
"No podía ser un músico-tributo a Joaquín Sabina si no lograba este difícil acto", comentó.
"Se lo tributa a Sabina, en lo bueno y en lo malo. Quiero agradecer a la gente, que igualmente dejó dinero en la gorra, aún sabiendo que el show se suspendería", sostuvo.
Walter Rúa, que ha dedicado su vida a hacer la música y recitar las letras de
Joaquín Sabina, realizó una proeza previa hace un par de años cuando, al igual que el maestro de
Úbeda, logró quedarse sin voz durante un show en el mismo
Abbey Road que anoche lo vió caer. Es que
Walter Rúa, como un
Pierre Menard moderno, para tributar a
Sabina, ha llevado la misma vida del músico andaluz adoptado por
Madrid.
"Para hacer lo que hace Sabina, hay que hacer lo mismo que él hace, día por día", afirma. La caida fue presenciada por un miembro del
Joaquín Sabina Board for being Joaquín Sabina, quien dio el visto bueno para considerar a
Walter Rúa un tributario oficial del español.
"Voy a reponerme sin mayores problemas", aseguró el músico,
"por suerte, tributando a Joaquín, dejé la cocaína hace años y mi salud no corre riesgo". El tiempo de la visita se agota y nos vamos, viendo a un hombre satisfecho, cuya sonrisa tal vez replique a la que tal vez hoy sostenga
Sabina en una clínica madrileña a cuya puerta, muchos fans aspiran volver a verlo cantar.