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La leyenda azul al lado de cada nombre representa el link a la declaración jurada de cada funcionario.
Quien no lo tiene, no la ha presentado. Entre ellos, el propio intendente Arroyo |
Al cabo de su tercer mes de mandato, el intendente Arroyo continúa sin presentar su declaración jurada de bienes, tal como puede verse en la página de la
Municipalidad http://www.mardelplata.gob.ar/1001020000 y a la que está obligado según la ordenanza 13914. Sus funcionarios mejoraron bastante al momento de cumplir con la ordenanza: de sólo 13 que habían presentado su declaración jurada en enero, ya eran 29 los que lo habían hecho en febrero y ahora, sólo siete funcionarios de un total de 71 permanecen sin cumplir la norma. Entre éstos están algunos que ocupan lugares clave, como el Arquitecto
Guillermo De Paz en la
Secretaría de Obras y
Ana Crovetto en el área educativa. No deja de ser llamativa la omisión del intendente, que no ha respetado la ordenanza ni en los cinco años en que fue concejal, tan luego alguien que de la transparencia y la honestidad ha hecho bandera. En tanto al procesado exfuncionario
Emiliano Giri, que hasta el mes pasado no había presentado su declaración jurada de bienes, el incidente legal que desencadenó su renuncia parece haberle venido de perlas, al menos en este aspecto, ya que
Giri fue rápidamente eliminado de la nómina de funcionarios municipales, menos de
48 horas después de haber renunciado.
Por lo tanto, es factible exigirle al intendente la misma celeridad para cumplir con su obligación.
Entre las curiosidades de las declaraciones juradas ya presentadas, pudimos apreciar que
Vilma Baragiola vendió su
Renault y ya no figura la vivienda que en la planilla anterior adjudicaba a su madre, y sólo afirma tener algunos ahorros para campañas largas. Otro caso curioso es el de
Marcelo Gobello, a quien el municipio debería abrirle una cuenta para que todos depositemos dinero para su sustento, ya que pareciera estar en la indigencia: no tiene auto, no tiene casa, no tiene cuentas, ni tarjetas, ni ahorros. Una declaración jurada digna del gastronómico
Luis Barrionuevo.