Tiburón y Mojarrita: los superagentes no pudieron escapar del afecto popular |
En una temporada que se perfilaba como mala, la estupidez humana también dejó su sello. Tras haber sacado del mar un delfin para tomarse selfies, los turistas de Santa Teresita fueron por más. Esta tarde, en lo que hubiera sido una más de las espectaculares tardes de verano que trajo el mes de febrero, los visitantes de la localidad balnearia sacaron de las aguas a Tiburón y a Mojarrita, y los sometieron a una interminable sesión fotográfica. Todos querían obtener una imagen de estos trabajadores del recontraespionaje que fueron tan célebres durante los '70, resolviendo los casos que la Bonaerense no podía resolver por estar afectada a la tortura y la desaparición de personas. Tiburón y Mojarrita recibieron el desmedido afecto de los turistas, aunque no pudieron resistir la desatada demostración. Durante horas soportaron el manoseo y el maltrato de una turba fuenteovejunesca que pretendía una imagen junto a ellos. Al anochecer, sus cuerpos yacían sobre la playa, cuando ya pocos turistas quedaban sobre la arena, y se alejaban disimulando su nuevo crimen. Según trascendió, el propio Jaime Stiuso llegaría en las próximas horas para hacerse cargo, en el mayor de los secretos, del destino de los restos de los infortunados superagentes, en la que sería la mayor tragedia de la historia del espionaje nacional.