El asesor ecuatoriano
Jaime Durán Barba ya es un viejo conocido de todos los argentinos. El gurú es un apasionado de la comunicación política y, a falta de ideas, es imprescindible apoyarse en una imagen sólida y confiable. En tal sentido es muy claro. Pese a su segundo apellido, no está dispuesto a tolerar las pilosidades faciales en los candidatos del
PRO y del espacio
Cambiemos. Durán Barba supone que eso le adjudica al candidato una imagen de juventud que los acerca a ser esos pendejos de mierda de la calificación del concejal
Cano a una periodista. Es por eso que ni bien un eventual dirigente del partido de
Macri ingresa a ese espacio, si tiene bigote, el
Lopez Rega del macrismo se lo hará recortar o eliminar. Por empezar, el primero fue el mismísmo
Mauricio Macri, que debió sacrificar su identitario bigote
Freddy Mercury. También
Fernando Niembro dejó en el lavatorio su legendario mostacho que presenció la emisión de tantas publicidades no tradicionales, y todo sea por 21 millones de pesos. Lo mismo sufrió el economista
Carlos Melconián, que debió ajustar su aspecto rockstar de los '70 con el agregado de tinturas. Así sucedió con tantos otros dirigentes. En las fotos podemos ver las transformaciones, algunas asombrosas.
¿A vos qué te parece? ¿el no tener bigote hace que un candidato parezca más joven? ¡opiná ya!
