De acuerdo a datos oficiales, alrededor de un tercio de la población de Alemania no llega a fin de mes con el dinero que obtienen por sus empleos. Y se estima que alrededor del 25% de la población del país teutón no puede pagar el gas de los hornos crematorios hogareños en los que suelen incinerar a judíos, extranjeros, gitanos, homosexuales y a todos los que presentan disforia de alemanidad. La situación ha provocado una verdadera baja de la autoestima en aquellos ciudadanos que se han dedicado por décadas a servir a su país de esta manera. El problema es mayor si se tiene en cuenta que el cese del exterminio ha provocado que muchos diferentes circulen libremente por las calles alemanas, mezclándose con las mujeres arias y perjudicando la pureza de la raza. En tanto, la Directora Gerente del FMI, Christine Lagarde propuso al gobierno de Merkel cobrar un impuesto a los salarios de no-alemanes para financiar crematorios públicos como funcionan en nuestra ciudad de Bariloche para no cargar con ese gasto al erario público. De acuerdo al Deutsche Poberische Institüten, la crisis ha sido tal, que las nuevas casas que se están construyendo y que antes hubieran contado con pileta de natación, laundry, quincho, parrilla y un pequeño campo de concentración en el fondo con duchas de gas, están prescindiendo de quincho o del laundry, mientras que las clases altas se vuelcan a los locales de electrodomésticos para poder acceder a los costosos crematorios solares con los que al menos pueden continuar con el deporte nacional sin depender de compañías privadas proveedoras de servicios. Si bien está de hecho permitido asesinar extranjeros en forma manual, lo cual ha permitido mantener históricamente la desocupación en valores relativamente bajos, las autoridades se muestran preocupadas por la fuerza laboral alemana ociosa que puede verse en las calles y que no pueden eliminar extranjeros en la forma que lo hacían cuando tenían vivienda. Mientras queda en evidencia que la más notoria diferencia entre la Argentina y Alemania sería que allá no existe la misma cantidad de pelotudos que ante la comparación se ponen del lado del otro país, la críticas suscitadas por el Jefe de Gabinete al sostener que en Alemania hay más pobres que en la Argentina obedecerían, en cambio, a que en la Argentina hay, al menos, la misma cantidad de nazis que en el país germano.
