Miles de conmovidos ciudadanos siguen en las redes sociales las instancias, minuto a minuto, del trasplante al que están sometiendo a
Jorge Lanata. La estrella del
Grupo Clarín recibirá un riñón mediante una técnica inédita en la
Argentina denominada
swap. La innovación consiste en que, como el presentador no era compatible con el riñón que pretendía donarle su esposa, ésta se lo donaría a un joven con el que no mediaría el rechazo, mientras que la madre de este adolescente le donaría a
Lanata el riñón que, por el mismo problema de incompatibilidad, no podía recibir su hijo. La técnica no está autorizada por ley, pero por esas casualidades, fue autorizada por el
Juzgado Civil y Comercial Nº4, cuyo juez subrogante,
Francisco de Asís Soto, ya autorizó en 2012 la donación de un riñón de parte de un amigo de quien lo precisaba. De generalizarse esta práctica, quienes puedan acceder a la medicina privada y a ciertos contactos judiciales, contarían con ventajas por sobre aquellos que no tengan estas posibilidades, aunque estén en una situación de mayor necesidad. En las redes sociales, los seguidores de
Lanata lo encomiendan al dios en el que el conductor no cree. Todos en general coinciden con que
"la democracia argentina no podría soportar otra pérdida como la de Nisman", mientras un nutrido grupo de señoras realiza una cadena de oración a las puertas de la
Fundación Favaloro, y dejan banderas, notas, fotos y flores augurando el pronto restablecimiento para el fundador del diario
Crítica. Al mismo tiempo,
Lanata, que no habría cumplido con las normas para permanecer en la lista de espera del
Incucai, les dice a todos que las cosas se pueden hacer por otro lado, lejos de la legalidad que un tema tan delicado exige. El trasplante del acusador público no habría seguido las normas éticas que el mismo personaje reclama en todos sus foros y, a su numerosa audiencia que lo aclama sin escuchar, le dice:
"-¿Vieron? Lo hice una vez más. Me colé en la lista de espera porque soy mucho más importante que ustedes-".
