La proeza de un equipo médico chino logró salvar la mano de un trabajador injertándosela en el ocote. El brazo de
Xing Wei, empleado de una industria metalmecánica de
Xiaoping quedó atrapado dentro de una máquina que le seccionó la mano, pero a la vez, le dejó el extremo del brazo destrozado.
Wei fue trasladado de urgencia al Hospital de
Jiang-Ho, donde los médicos, imposibilitados de reimplantarle la mano dado el deterioro del brazo, procedieron a injertársela en el orto, a la espera de que a través de sucesivas operaciones, puedan reconstruirle el brazo y finalmente, colocar la mano en su lugar.
"Es un poco raro", señaló el paciente a los medios locales,
"Cuando cago, se me enmierda la mano y no es muy lindo, pero cuando me quiero rascar el orto, es muy sencillo y placentero.", indicó.
"Además, puedo tirarme agüita desde el chorro del bidet", expresó.
"No tuvimos alternativa", destacó el jefe del equipo, el
Dr. Hiito Füu "perdió mucha sangre e ingresó en estado crítico. Debimos implantarle la mano en el ocote porque allí, la irrigación sanguínea es la apropiada para un miembro de este tipo. Ahora vamos a reconstruirle el brazo para poder volver a colocar la mano en su sitio, y no en ese lugar de mierda". Mientras familiares del paciente se mostraron agradecidos al equipo médico, científicos del
Hospital Comunitario de Jiang-Ho lograron determinar que una mano implantada en el orto posee un efecto disipador del olor a pedo un 300 % superior al obtenido sin la mano en ese lugar.
"Al agitar un poco la palma y los dedos, el olor a merda se va enseguida", aseguraron.
"Y cerrando mas o menos la mano, se logran notas musicales capaces de reproducir el himno de la región", concluyeron.
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