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Reconstrucción: así tal vez sea la terapia que Wolk
estaría atravesando en estos momentos |
Con la detención del prófugo
excomisario Juan Miguel Wolk, acusado de al menos
200 crímenes de lesa humanidad en el
Pozo de Banfield, culmina una larga historia criminal que incluye la fuga, desde su casa del barrio de
Punta Mogotes, en nuestra
Mar del Plata y un paradero desconocido durante alrededor de un año.
Wolk, conocido por sus pares como
"el nazi" o
"el alemán", fue trasladado al penal de
Marcos Paz, al mismo pabellón en el que ayer falleciera el dictador
Videla, y acaso tal vez use el mismo inodoro que sirvió de último trono a aquel notorio hijo de puta. Pero tantos años de odio, de vivir apretando los dientes, de desaparecer personas, no sólo despiertan el ansia de justicia de toda la sociedad. En algunos surge la necesidad de ayudar, de acercar una mano, de brindar una salida de la violencia a través del conocimiento ofrecido a sus hermanos. Y es aquí donde aparece un personaje que, pese a su pasado criminal, su turbia infancia de abandonos y reformatorios, supo ganarse la simpatía de la sociedad toda:
Angel "Potito" Ferrante ¿quién no recuerda a aquel joven regordete, casi adolescente que una madrugada de 1998 mató de varias puñaladas a su pareja, el entonces ascendente y mediático
coiffeur Christian Ríos Saralegui en un hecho que conmovió a la ciudad toda?.
"Potito" huyó durante varios días, hasta que fue apresado, juzgado y condenado a
19 largos años de prisión. Sin embargo, fue allí donde ya convertido en un hombre, con su figura robusta, fornida y morena, más propia de un exluchador de catch, desarrolló su pasión por las terapias alternativas que suele brindar sin cargo alguno a los demás presos, entre ellas, la preferida de las celebridades de
Hollywood y todo el
jet set europeo por su condición de sanadora y pacificante: la llamada
"limpieza de cólon". En la cárcel, "
Potito" Ferrante se vio obligado a desarrollar técnicas adaptadas a un medio en el cual ingresar instrumental terapéutico y objetos extraños resulta peligroso y hasta sospechoso, de modo que
Ferrante, un verdadero estudioso de estas artes, se convirtió en un experto en aplicarla casi sin intervención de elemento foráneo alguno. Hace un año, en ocasión de la fuga de
Wolk,
"Potito" no tardó en manifestar su ansia de ayudarlo y que alcance la paz a través de esta técnica milenaria, y el
Juez Berlanga, que entiende en la causa del asesinato de quien fuera su pareja, al observar la buena conducta de
Ferrante en
Batán, extendió un permiso para que pueda ser trasladado a
Marcos Paz, donde llegó este mediodía y ya está a cargo de la liberadora terapia al
represor Wolk. Imaginamos cómo un hombre con una vida transida por la violencia, por el crimen y el odio, luego de sucesivas aplicaciones, logrará alcanzar la paz y la comprensión de sus actos que el desinteresado
"Potito" Ferrante sabrá proporcionarle a través de sus prácticas sanadoras. La terapia incluye, además, la capacitación a los demás presos en la misma para que, cuando
Ferrante ya no esté en
Marcos Paz, puedan ayudar entre todos a
Wolk en caso de sufrir éste una recaída. Una historia de amor por la humanidad que merecía ser contada a todos nuestros lectores.
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