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Falta de libertad: el código penal debería permitirnos los linchamientos públicos |
Tras conocerse el luctuoso episodio en el que
Pablo García, hijo del reconocido locutor y periodista
Eduardo Aliverti chocó y mató en estado de ebriedad a un vigilador del
country Mapuche, tras lo cual habría recorrido
18 kilómetros con el cuerpo del infortunado trabajador sobre el capot de su
Peugeot 504, hasta ser detenido en un peaje, no son pocas las voces de los argentinos decentes que se han alzado para reclamar a esta
Justicia corrupta que no defienda mas a estos criminales y permita al verdadero pueblo acceder a ellos y hacer con nuestras propias manos la verdadera justicia: rápida, efectiva y sin posibilidad de amaneradas rectificaciones. No hay Justicia sin el sentido común que representa la voz del pueblo. Es por eso que decimos que
García, que resultó hijo de
Aliverti, ya que éste, a la usanza de los terroristas de los '70 utiliza un nombre de guerra que prueba su procedencia también delictuosa e impune, pasa estos días en libertad gracias a un tecnicismo, un artilugio dialéctico de estas leyes redactadas a beneficio de quienes luego se vanaglorian al violarlas, determinando una Justicia corrupta y miope, que libera a estos asesinos y mantiene en prisiones comunes a aquellos que hicieron frente a la subversión apátrida.
García, decíamos, se refugia en estos momentos en su departamento de
Balvanera, sito en la calle
Belgrano 1317 4° M, ascensor del fondo, donde deberíamos ir a tocarle timbre a ver si este cobarde se anima frente a cientos de ciudadanos honestos que reclaman vivir en paz y en libertad. Pero esta justicia amañada lo impide, restringiendo una vez más nuestro libre albedrío consagrado en la
Constitución, cuya sabiduría es una y otra vez pisoteada por esta diKtadura cuyo accionar conocemos y repudiamos. Cabe aclarar que el
Peugeot 504 que conducía este asesino, estaba a nombre del locutor
Aliverti, y sabemos de la importancia de que en estos casos se desarme el andamiaje de impunidad y corrupción que facilita que estos asesinos puedan desarrollar su accionar. De modo que habría que ir a por él a los medios en que desempeña su -digamos- trabajo y reclamarle las explicaciones que las instituciones de la
República son incapaces de brindarnos. Es fundamental que se cambien las normas para que, entre todos, podamos respirar en nuestra Patria, el aire puro de la libertad que los personeros del marxismo dominante insisten en negarnos.
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