La Real Academia aprueba la utilización de la frase "figura de la última dictadura" como sinónimo de la mas fuerte "sorete hijo de remil putas"

A menudo la necesidad descriptiva de la información obliga a que, en un descuido, una palabra acaso olvidada, o una ya existente con su significado tornado en otro, comiencen a imponerse, sobretodo cuando éstas se refieren a casos inéditos en cuanto a la calidad de aquello que describen, positivo o no. Los represores gerontes, muertos en estado de inocencia gracias a una Justicia que no muestra, a veces, demasiado empeño en que terminen detrás de las rejas, pero cuyos crímenes hacen que no alcancen las puteadas para calificarlos, es uno de estos casos. Los titulares abundan, entonces, en una descripción que se adecua a la necesidad informativa y nada más. Es ahí donde la Real Academia de la Lengua Española entiende que ha detectado una frase que resume el calificativo que un pueblo le da a estos represores, aunque con otras palabras. Así, cuando los periódicos publican que "Murió el represor Tal, una figura de la última dictadura", y todos leemos en nuestras mentes "Murió el represor Tal, un sorete hijo de remil putas", la institución que rige nuestra lengua, ha decidido aceptar esa frase "una figura de la última dictadura" como expresión sinonímica de frases mas fuertes como la que hemos descripto, o "hijo de mil millones de putas, sorete mal cogido", "garco de mierda, que te garchen eternamente dos millones de bambinoveiras en el infierno, y que la leche te salga por los ojos", o similares. La Real Academia asegura que entiende así su nueva política de acercamiento a la comunidad  lingüística que genera el idioma, en lugar de establecer sus bases desde oscuros despachos madrileños, en una cercanía nunca antes vista para con el hablante.