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Mar del Plata,
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miércoles, 26 de septiembre de 2012

La conmovedora solidaridad del preso experto en la terapia alternativa conocida como "limpieza de cólon": ya atendió a Demarchi en la cárcel

Demarchi, durante una de sus
sesiones
Cuando ya todo parece perdido, aún hay seres capaces de dar una mano y acercar su corazón a su par en desgracia. Tal el caso de Angel "Potito" Ferrante aquel regordete personaje experto en terapias alternativas, que en 1998, en una madrugada de furia mató cruelmente a su pareja, el ascendente coiffeur Christian Ríos Saralegui, en un hecho que conmocionó a la ciudad. Potito, condenado a 19 años de prisión efectiva, dedicó sus años de prisión no a masticar su odio, sino a brindar ayuda a los demás internos. Es así que desarrolló su especialidad, la terapia alternativa conocida como "limpieza de cólon" o "hidrolimpieza colónica", la misma que practican celebridades como Claudio María Domínguez, con los métodos artesanales y caseros de los que puede disponerse en la cárcel, lo cual le ha dado a la práctica efectos de mayor eficacia. Ferrante, que hoy porta una figura robusta, maciza y trabajada, esconde una bondad enorme tras su mirada torva y morena. Y es frecuentemente convocado desde otros penales para llevar su experiencia a la mayor cantidad de internos posible. Su terapia, asegura, sirve para "Abrir, expandir, llevar la luz a las almas desesperadas que por oscuros motivos han delinquido y dejarla en esas profundidades, alcanzando finalmente la paz". Es así como, a pedido del mismo Potito, fue llevado al penal de Marcos Paz, donde pasa sus días el recientemente extraditado exfiscal Gustavo Demarchi, acusado de delitos de lesa humanidad, para acercarle su mano y su afecto en estos duros momentos. En ese lugar se encuentra cumpliendo pena otro preso marplatense, el Sri Sri Ravi Cosmai, quien ha aúnado voluntades con Potito Ferrante y enseña a Demarchi a respirar profundamente durante las largas sesiones de limpieza de cólon. Según las autoridades penitenciarias, Demarchi estaría aceptando gustoso el tratamiento y en ningún momento manifestó incomodidades hacia el mismo. Una prueba de que el amor puede también trascender intramuros, sembrando esperanzas en lugares tan aciagos.

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