El cadáver de una anciana
muerta en octubre de 1986 fue la clave para revelar una
insospechada trama de ocultamientos e historias desconocidas.
Betty, una de las famosísimas
"Rubias de New York" que participaron de la película
"El tango en Broadway", protagonizada por el cantante uruguayo
Carlos Gardel, era en realidad
"morocha y paraguaya". El cuerpo de
Kelly Landau, encontrado en su casa de
Westhills, California en el otoño boreal de
1986, nunca fue reclamado por familiar alguno y, luego de los estudios de rigor, y de conservarlo
durante 24 años, se decidió su incineración en diciembre pasado.
|
Con Gardel: la enigmática historia de "Betty" |
Sin embargo,
Rudolph Alvarez, inspector de policía de
Westhills y encargado del caso, creyó tener una pista cuando vio la película
"El tango en Broadway", de
1934, un sábado a la noche en un canal de películas clásicas.
"-Creí ver en los rasgos de esa simpática joven que compartía pantalla con Gardel, aquellos de esa anciana que teníamos en la morgue- relató
Alvarez-
pero...¡era una locura! ¿cómo saberlo sin poder cotejar el ADN?-" Alvarez decidió contactar a la familia neoyorquina de
Bette Middletown, la
"Betty" de la película de
Gardel e integrante del grupo formado casi por azar durante la filmación. Fue así que descubrió que
no había rastros de familiares, ni vivos, ni en los cementerios de la
"Gran Manzana". Dispuesto a olvidar el caso, recibió una
esperanzadora llamada de
Mariel Hatton, del
Departamento de Salud de New York, diciéndole que
Bette Middletown había donado sangre para los soldados de la
2º Guerra Mundial durante un radiotón organizado por el ayuntamiento local, y un fan había conservado algunas muestras.
Alvarez voló a
New York, donde junto a
Hatton cotejaron el
ADN de
Bette Middletown y
Kelly Landau, ¡que resultaron ser la misma mujer!. La sorprendente revelación disparó
un dato aún mas revelador: "-La Señora Landau, era, en realidad, morocha y nacida en Asunción del Paraguay en 1912 con el nombre de Carmen Lanari. Adoptó el nombre de Kelly Landau para sus cameos en las primeras películas sonoras, pero asumió el papel de Bette Middletown cuando el éxito del número musical junto a Gardel forzó la formación del grupo 'Las rubias de New York'-".
"-Es un duro golpe para la ciudad-", afirmó el
alcalde Michael Bloomberg,
"-Tras la muerte de Gardel, en 1935, las cuatro rubias recorrieron una y otra vez todos los Estados Unidos representando a la ciudad de Nueva York con sus canciones que solían aludir a que en efecto, Gardel se las había enfiestado reiteradamente en forma individual y grupal, lo que representaba un verdadero desafío a la pacata moral de la época. Las "rubias" recreaban el musical que las hiciera famosas, alternando distintos protagonistas entre la farándula local. Eran el verdadero símbolo de la ciudad-", se lamentó.
Hasta se emitieron estampillas con la imagen de las cuatro rubias con la leyenda
"We love New York City", mientras que la versión del foxtrot
"Rubias de New York" grabada por el mismísimo
Frank Sinatra, cuenta con sus coros, y originalmente se editó en el
lado A del simple que contenía el éxito
New York, New York.
Los folletos turísticos de la ciudad las incluían como una referencia, un atractivo neoyorquino a la altura de la
Estatua de la Libertad.
En 1943 viajaron a
Europa a visitar a las tropas norteamericanas allí apostadas, para mantener su moral bien alta. Terminada la guerra, un nuevo mercado se les abrió en un
Viejo Continente destruido, pero ávido de escuchar sus alegres y despreocupadas canciones y de disfrutar de su belleza y frescura. Fueron furor en varios países, como
España, Italia, Portugal, Grecia, y la Alemania Occidental. En el
Lido de
París realizaron funciones durante un año cada noche ininterrumpidamente. Ya entrados los '60, su rutina se fue opacando ante los cambios sociales y el nuevo
Flower Power, al que no pudieron adaptarse. Hubo algunos cambios de integrantes, pero su tiempo ya había pasado. Las cuatro rubias se perdieron en el olvido. Ahora, el
National Geographic planea financiar la exhumación de las otras tres
rubias de New York para comprobar si eran, efectivamente, rubias o fruto del engaño de las tinturas de la época, y qué otros misterios calló este célebre grupo.